No me canso de predicar que en el mundo de la medicina, en general, y en el de la oncología, en particular, la comunicación con los pacientes es manifiestamente mejorable. Desde esta mañana llevo en la cartera un carné que dice literalmente, y no pongo ni quito nada: «A esta persona se le ha implantado un sistema implantable de acceso. Ver instrucciones de uso». No te jode… si me hubieran implantado un sistema no implantable, entonces sí que sería la leche. Al margen de la redacción lamentable del documento que me acredita como poseedor de un sistema implantable de acceso Celsite, modelo Discreet STL205P, la buena noticia es que ya tengo puesto el Celsito, como me referiré a partir de ahora al reservorio que, desde su ubicación en la clavícula derecha, me da un ligero toque cibernético que tiene como cometido facilitar las maniobras en la sala de quimioterapia durante…
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